10 EL ACORDEÓN



Hace años, cuando era niño, mi padre me enseñó a tocar lo básico del acordeón de teclas. Utilizaba uno pequeñito, de 12 bajos que, aunque muy limitado en sus recursos, me dio muchísimas alegrías y satisfacciones. De jóven lo tocaba con los amigos, solo o acompañado, en fiestas y reuniones pero después de varios años de uso mi acordeón se estropeó y la historia de cómo sucedió es bastante curiosa y, por qué no decirlo, también cómica. Sucede que en esa época fui invitado a tocarlo en la fiesta de cumpleaños del Embajador de un país centroamericano. Como el acordeón era viejito y tenía fugas de aire era preciso “bombearlo” continuamente y con mucha fuerza. Pues en el preciso instante en que accioné el fuelle para dar las primeras notas de "Las Mañanitas" el acordeón se partió en dos y sus tripas se desparramaron por el suelo, quedando las correspondientes mitades en cada una de mis manos. Al parecer el fuelle no soportó más esfuerzos y se rasgó. Todos los invitados, a todo pulmón y con total desparpajo, rompieron en carcajadas. Pensaron que lo había planeado, que era un númerito preparado especialmente para entretenerlos y hasta me felicitaron por la ocurrencia. Nada más alejado de la realidad. Desde entonces me quedé sin acordeón. Quizás han pasado 20 años o más desde que dejé de tocar. Hace algún tiempo adquirí un acordeón Hohner Arietta IM de 72 bajos y 2 registros. Fue fabricado en Alemania hace por lo menos 40 años pero el dueño original nunca lo tocó, lo guardó en su estuche y, como en una cápsula de tiempo, llegó intacto a manos de su nieto quién me lo vendió. Está en perfecto estado, como nuevo, aún conservaba los forros plásticos de los cinchos. Quiero reaprender a tocarlo. En este espacio colocaré los vídeos de las piezas que vaya aprendiendo.